Un mes antes de ser concebido, elegiste: tu fecha de nacimiento, tus padres, lugar y las particularidades del mismo. Eres energía, eres un ser de Luz, elegiste experimentar esta forma de vida para mostrarte a ti mismo, quien eres en realidad.
Nadie viene en desventaja, es tu alma quien decide; las condiciones necesarias para lograr lo que te has propuesto. Todo lo que llega a ti, ocurre porque cuentas con las herramientas o la fuerza interna necesaria para lograr lo que elegiste.
Lo que piensas, dices o haces, reflejan tus decisiones; cada minuto que pasa, eliges, estás en permanente creación, esto quiere decir, que, lo que reflejas en tu vida, es producto de tu elección, cuando no te guste, simplemente vuelve elegir; así funciona el libre albedrio.
En los momentos en que te sientas atascado o te veas repitiendo una y otra vez circunstancias, relaciones u otros, simplemente pregúntate: ¿qué quiero yo aquí? de inmediato emergerán recuerdos o sensaciones de tu inconsciente, y así fluirán las respuestas, ese fluir es, una nueva oportunidad para elegir.
Deja de verte como desafortunado, deja el victimismo. Somos los dueños de nuestras vidas.
Cuando te quedas anclado en el victimismo, te quedas anclado en el nivel más bajo de consciencia, pues te quedas a merced de las fuerzas externas, pierdes el sentido de la responsabilidad de tu felicidad.
Crees que todo lo que te sucede es responsabilidad de lo externo, alejándote de tu capacidad de elección.
Sabrás que estas sumergido en el victimismo cuando:
• Te sientas desamparado
• Estés desconectado de tu emocionalidad
• Te paralices ante un miedo; tales como: pérdida de la pareja, empleo, dinero, entre otros.
• Tengas cercanía a adicciones, tales como: medicamentos, alcohol, sustancias nocivas, trabajo, relaciones tóxicas, enfermedades, dinero, bienes materiales, entre otros.
Es tu elección quedarte en ese papel o asumir el protagonismo de tu vida y saltar, como lo hizo la ranita.
Habían muchas ranitas en un profundo pozo, todas estaban allí porque cuando saltaban del charco a la orilla, desconocían de un hueco, al saltar pensando que saldrían del charco, terminaban en un pozo que era lo suficientemente profundo para no salir de un salto. Ya adentro habían muchas ranitas, unas muy viejas que habían perdido las esperanzas de salir de ese horrendo pozo y otras que se habían adaptado con facilidad. Sin embargo había una ranita, que no dejaba de saltar y todas les decían: “no sigas, resígnate” y cada vez saltaba más fuerte. Las ranas más viejas comentaban: “ya se cansará”. Hasta que un día saltó tan fuerte que salió del pozo. Todas asombradas la uparon. Ella logró avisar a las de arriba para que al saltar no cayeran en el pozo, y estas buscaron como sacar al resto de las ranitas que estaban en el pozo. Al pasar el tiempo una vieja rana se acercó y le preguntó: ¿qué te motivó a seguir saltando hasta lograrlo?, esta ranita no le contesto, porque, era sorda.
Todo lo que ves es la manifestación de tus miedos, estos miedos son creaciones de tu mente. Elige, puedes hacer como la ranita, dejar de escucharlos, dejar de ver tus miedos; elige, y cuando no te guste, vuelve a elegir.
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Te dejo un abrazo cuántico de Luz
100% deacuerdo el cielo es el limite .... jajajaja Gracias Mary me encantó la historia
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